martes, 23 de agosto de 2011

Observaciones

Siempre creí que Argentina era la capital mundial del pastoreo, pero primero me llevé la sorpresa en Ezeiza cuando tuve mis encontronazos(?) (porque una cosa es acompañar a alguien que se va y otra es ir con el carrito de valijas). Creí que eran turistas "contagiados" por el pastoreo argento.
Una vez en el avión, el pastoreo se sucedía uno tras otro, pero siempre eran argentinos lo implicados, asi que no me preocupé. Hasta que llegué a la escala en Panamá, una terminal chica pero con un pastoreo enorme, mucho pastoreo "paredón" y el avión a Canadá que salía en 30 minutos. Llegué con lo justo y el avión salió tarde porque tuvo que esperar a 8 argentinos (entre ellos yo).
Una vez en el aeropuerto de Toronto, ya no vi a los otros 4 argentos (porque los otros 3 eran mis hermanos y mi vieja) pero sí brasileros que pastoreaban a mansalva y armaban pastoreo paredón o parabrisas.
Luego, un par de días después fui a un shopping y me encontré con canadienses, musulmanes, hindúes y negros que pastoreaban tanto, o más, que los argentinos. Y así transcurrieron las dos semanas allá, entre el pastoreo ajeno y propio, dándome cuenta que en un país tan evolucionado como Canadá el pastoreo también arrecia.
También disfruté(?) el pastroreo en Panamá, ya que tuve 7 horas de espera. Tanto en el aeropuerto como en el shopping.
Y para finalizar toda esta aventura fui desde Ezeiza al centro en el 8. Una experiencia que debe ser vivida por cualquier persona que se jacte de pastorear.
En conclusión: El pastoreo es inherente a la condición humana.

http://hablandodeestoydeaquello.files.wordpress.com/2011/06/torontos_cn_tower.jpg
CN Tower, la torre más alta del mundo y un lugar de adoración al pastoreo