miércoles, 19 de octubre de 2011

Suerte canadiense




No suelo encontrarme cosas como mi amigo Brian pero cada tanto me encuentro algo: $5 en Campichuelo y Rivadavia, $20 en un paquete de cigarrillos que pateé en los bosques de Palermo, $2 en una montañita de hojas que hizo el barrendero, $0,75 en un teléfono público o $60 en un colectivo 15 (aunque con la salvedad que acá el Universo se encargó de compensar cuando perdí la misma cantidad en un 573 de Mar del Plata unos años despues). A pesar de esto, no soy un tipo suertudo.
Pero las cosas cambiaron un poco en mi viaje a Canadá.

Parece que este país es una tierra de oportunidades y tujes, porque iba andando en bici cuando decidí parar a sacar unas fotos al Lago Ontario desde una colina. Frené, mire para abajo y me encontré U$S20 canadienses (1 dólar canadiense=4,50 pesos argentinos). Lo bueno es que tuve testigos, mi hermano que me había alcanzado a la casa de su suegro porque me había prestado la bici y él se fue, en su auto, un rato después que yo.
Luego, otro día, me fui desde Hamilton a Barsnley (20kms) en bici, cuando me agarró hambre. Entonces pasé por una granja (ilusionado con una banana, pero tan al norte no le gusta crecer al Bananero) y le pedí a la señora un Durazno. Ella, muy amable, me dijo "te regalo este que está bien, pero marcado y no lo puedo vender" ¡Buenisimo! y lo mejor es que no me regalo uno sino ¡3!, jugosos y ricos (justo que si hay una fruta que no me gusta, es esta).
Para continuar con la suerte, los colectivos tienen portabicicletas, asi que decidí ir hasta Burlington (20 kms) y ver que tal el "bondi". Resultó que no me dejaba en la esquina de lo de mi hermano pero haciendo transbordo en Hamilton Town me dejaba a unas cuadritas. Y así, fue como llegué los mas tranquilo y mi cuñada (canadiense ella) se sorprendió por esto, se lo contó a a sus padres y a todo quien tuvo oportunidad. Todos me preguntaban como había hecho y mi respuesta fue simple: "I´m argentinian".
Y para completarla fuimos con mi hermano y amigos de él, al Casino de Niágara. Nos colocamos en una especie de rueda giratoria, le saqué 3 fichas de U$S2, se las devolví y me fui con U$S25.
Culo, traste, suerte, buena onda, díganle como quieran pero ¡Canada rules!.



Lugar exacto donde me encontre los U$S20



Rico durazno



Casino de Niágara, U$S25 al bolsillo, luego de garcarle 3 fichas a mi hermano.



Ella es canadiense...

viernes, 7 de octubre de 2011

Siéntese tranquila...

Estaba con mi esposa en el Coto Sarandí, para hacer la compra grande pero previamente nos pedimos una merienda en el café (unas medialunas con café con leche) ya que ella vino desde Palermo en la catramina del 10 desde Palermo (tardó eones). Todo transcurría tranquilo (a pesar de la tormenta y ver como la gente hacía cola para tomarse un tacho, además de observar cuanta filtración se veía en el techo, mirando de coteé a la tele para que el soporte no ceda por culpa de la humedad y termine arruinando la merienda), ella contándome lo que había hecho en el día, yo saboreando las medialunas y ella al final cambió por un alfajor (que salió más barato), hasta que de golpe, sin mediar más, sin preguntar, sin siquiera mirar, una típica vieja chota se sentó en el sillón, con cara de "no doy más" (lo cual ya sabemos cuánto espamento suelen hacer estas Mangostas...) y se quedó escuchando nuestra conversación, a pesar de que su marido le hablaba para que se levante pero ella se negaba hasta que le tocó el taxi que la llevaría a su casa con sus compras.
¿Cuánto estuvo sentada? ¡20 minutos! Cada vez que la miraba, se hacía la que se sentía mal o que hablaba con el marido. Además de todo el arsenal de ironías de mi mujer, a la que esta señora nunca hizo caso omiso(?).


Coto Sarandí, el Coto más tercermundista de la Tierra...